martes, 2 de marzo de 2010

Del "Kino- Pravda" sin el mareo rojo





Para despejar cualquier incierto que la filosofía diaria y barrial nos obnubile, estos personajes no son fantasmas, son carnes con armas que pululan por los rincones basurales de una ciudad feroz que los atormenta, en la que el único rayo de sol que filtra apenas por entre sus grietas, nace en las miradas llenas de vida de los dos personajes determinantes del film: la detective y la asesina, que apenas en una mañana (encendida por ellas mismas) entre pálpitos de sangre, paredes frías y latentes, mecanismos de juegos eléctricos, son puestas en paralelo, tan iguales y tan diferentes a la vez, peleando día a día el peso de su condición.

Mujeres que cortan la trama, que inflan el film poniéndose de relieve, dándole ese ingrediente de “amarguras de amor”, el poco y el justo, el apenas. Mujeres que abren y suturan la película con un instrumento tan peligroso como la realidad.

En el otro margen, jóvenes criminales que poco merecen de lumbre (escorias solucionadas por su propia causa), que están ahogados en sus propios huesos y en tratar de latir su corazón.
También especies de detectives que escapan a toda fantasía del orden hollywoodense, que no ríen con sorna a pesar de su malestar diario y hasta eterno. Detectives que no manejan coches últimos modelos, que a duras penas llegan a fin de mes, deambulando en la crudeza de las calles, que no saben de fórmulas farsantes de felicidad. Antítesis de Harry Callahan, sin lemas lingüísticos que los avalen, más cercanos a un Vertov que a un Eastwood.

Personajes malnacidos, llenos de un realismo tan sucio, que sólo una prosa de Bukovski los entendería…personajes efímeros pero contundentes en su manera de ver la realidad, tan dignos y tan despreciables, tan amargamente comprendidos.

1 comentario:

No Soy Literatura dijo...

muy buen blog, espero sigan asì. Prometo visitarlos seguido.