sábado, 20 de marzo de 2010

Una más del montón




En “Anamorfosis” todo es monótono. Pero es una monotonía que alcanza el pico de lo aburrido.
Personaje monótono que no encierra una curiosidad que nos sujete a desear llegar a descubrir cuáles son las fuerzas que motorizan su idiosincrasia, qué es lo que define su rara personalidad. A pesar de suponer que la monotonía es el rasgo preponderante de su extravagancia, es extraño como no puede aprovecharse esa cualidad, dado que el personaje cae en un bache nebuloso que adormece.

Monotonía en la construcción del asesino serial que lejos de volvernos adictos a un personaje malvado, nos aleja, como nos pudo haber seducido ese nuevo Guasón. Pero (y cabe hacer la mención), nos atrae de este criminal su tecné atrevida, único elemento que le juega a favor.

Sin embargo la monotonía es tan fuerte y persistente que inunda todo el film. En alguna medida, una parte es del poco entusiasmo que contagia el detective, otra de la trama, del recorrido que decide hacer el director para llamar la atención, que además se amontona con el clisé de las películas detectivescas generando así una película más del montón.

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