lunes, 30 de abril de 2012

Pequeño gran soldado


Importante relato sobre la paz en tiempos bélicos. Hacia el final todo se vuelve admiración y buen guiño. 
Es el melodrama lúdico que apenas se puede entender sin el humor.

domingo, 29 de abril de 2012

Estos perros a pedazos



Puzo a pedazos.  Saviano a pedazos. Ópera prima a pedazos. Por todas partes una norteamericanidad despedazada que suspira violencia, que arriesga muerte, que permite un diálogo intenso con la intimidación.

Bailecito con navaja de un Michael Madsen épico, que se recubre de una tensión sangrienta, que gira y corta, que baila y da miedo.


                                                                                 


Todo a pedazos, genialmente a pedazos.

sábado, 28 de abril de 2012

El purgatorio



Gantz es el laberinto sin salida, no importa qué nos dicen los personajes de este animé, no importa cuánto entendamos de la trama y si la esfera se partirá en pedazos de significados: Gantz no es otra cosa que un derrotero borgeano.

Su purgatorio no es el que profesaría un Dante o un obispo, ni tampoco un Lost (yo diría al momento, mi preferido purgatorio, mi preferida redención). Este purgatorio implica una afirmación del Tánatos, una lógica valedera de la violencia reprimida. Toma el arma, has lo que te digo.

Cada personaje está agotado por la misericordia de la vida, por la constante negligencia de ser.
Desde bravucones hasta fracasados, desde homosexuales hasta pseudo-religiosos, inclusive aquellos personajes que versan sobre la moral han sido contaminados de vida, como se lo puede ver en sus autoritarismos y sus falsas modestias. Bang!

Gantz es una afirmación como bien dije, la de tener que disparar a punta de mano ese tren que se nos viene encima.


miércoles, 25 de abril de 2012

La del pirata cojo con pata de palo, parte 1



Más que con desconfianza, con pesadumbre miré la primera parte de un éxito de bolsillo. Por un momento pensé que el error (como en “Rise of the planet of the apes”) podía merodear mi inconstancia. El error del error.

Creo que lo peor es que aun me quedan las restantes aventuras de Sparrow aun por ver. El constante estado de ánimo en el espectador, la búsqueda del momento que sea clave para mirar aquello que por ahí se escapa, pero que puede tener en su secreto una forma precisa, preciosa y tan de mí. En fin, es la búsqueda. 

Igualmente, me llama mucho la atención la variedad de Verbinski, desde Mouse Hunt, pasando por la patética The Mexican o The Ring, hasta llegar a la animada Rango. 

La etapa de los simios



Admito haber visto el film con susceptibilidad, quisquillosísimo. Pero el desarrollo pudo con mi gusto.

Interesente recorrido de un rebelión, con efectivísimo papel gráfico. Hace mucho no veía una película taquillera con intensidad de leerla.

Segundo film de Wytt, tras la amenazante "The escapist".

lunes, 23 de abril de 2012

El gran sustituto



En Air Doll hay algo que es muy cierto. Somos sustitutos de “todos” porque “todos” nos hemos convertido en mercancía. Todos somos intercambiables con cualquier objeto.

Pasamos de reciclaje en reciclaje y aun esperamos que alguien nos encuentre y nos haga únicos, incambiables. Pero la felicidad es desleal. Tiende al desarrollo. A los nuevos encuentros y a los nuevos valores de cambio.

Que una muñeca inflable sea un fetiche significa que ahí hay un objeto al que le depositamos nuestros deseos, nuestras vivencias. Kore-eda, director del film, sabe muy bien a lo que se atenía. Ser objeto de desmesura por parte de los críticos que reniegan del lenguaje diciendo ser desleal con el lenguaje, en el que no se ubicó, con adecuada intención el objeto significado. El sustituto adecuado.

Yo me permito otra línea de análisis. Kore-eda no propuso una linealidad, una sustitución perfecta. Propuso la intención humana de ser feliz, que no es lineal ni perfecta, y que ni el mercado, aun, no la puede boicotear. La intención de poder encontrar, aunque sea en un grano de arroz o en una muñeca inflable (degenerada, sexual, pornográfica por la episteme de un mercado humano) el rasgo, el retazo que nos identifique y que nos permita seguir un poquito más, aunque cueste, hacia delante.

sábado, 21 de abril de 2012

El recuerdo inevitable



A pesar de Uma Thurman (su mirada emociona por la inquietud que en ella se lee), a pesar de la pintura exquisita de Nyman (sutil, preciso, idóneo), a pesar de de Ethan Hawke (cuanto me recuerda a Jesse, verlo en una dispar película, e inevitablemente, cuanto me cuesta pensar en Delpy, su difusa sonrisa –en el orden de lo teórico podría hablar de intrafilm, la lectura de una imagen en la imagen de otra película, el recuerdo inevitable del placer), Gattaca es tedio y no sé muy bien por qué.

El contenido seduce, sí, pero la progresión no se vuelve intimidante en este momento a mi manera de ver. Sólo es un vasto recuerdo de algo dulce que probé en otra situación a pesar de que el contenido esté hablando de un futuro no muy distante.

viernes, 20 de abril de 2012

En este día (la seducción replicante)



Observo esta escena en Blade Runner con la música de fondo de Vangelis:

                                                                                   

En la oscuridad de su latente inhumanidad ella lo sedujo despeinándose y tocando silenciosamente el piano.

Proximidad, que no es otra cosa que el cese del sueño, como lo que le sucede al personaje (abre los ojos, estertor, no por algo Deckard despierta descamisado, por la cercanía de lo inevitable).

Después lo que se ve. Algo de liviandad, algo de peso (rudeza, como un sometimiento que se quiere), Vangelis (“la música acota mi tiempo de vida” me dijiste) y la réplica de lo que se intuye y lo que siempre supimos.

viernes, 13 de abril de 2012

¿Furia?



Un joven que descubre ser semidios opta al instante tomar la espada para luchar contra los dioses. En pocos minutos la historia pierde todo su pobre argumento, decide pelear, es casi una destreza blandiendo la espada y obtiene la atención de todos los restantes. De ser la nada a obtener la pésima genuflexión verbal de su poco ejercito.
Aceleración; se produce una sucesión espectacularmente rápida de los hechos. Cine acelerado. Gusto de los espectadores contemporáneos, por eso se aburren (dicen) de los planísimos o de los diálogos meticulosos, porque el acostumbramiento es casi una Norma (si ya no la es).
Un plástico Perseo de reducido Corpo heroico, vestidura de tabloide, maquillaje, efectos totémicos, mala actuación y algo de desabrido humor puebla la cansadora trama.
“Calma tu tormenta” cuando en realidad una nube pasajera se pierde sin pena ni gloria.

Líbano de todo mal.



Casi toda la película transcurre dentro de un tanque… jóvenes impersonales, asustados, claustrofóbicos, se guían bajo las órdenes de los que pelean a mano armadas, en la guerra del Líbano del 82. Hay un sometimiento constante a la imagen del héroe que estamos acostumbrados.  Hay pánico de encierro, de muerte en el ahogamiento.

Líbano no es otra cosa que el relato del miedo, miedo de soldado en todas partes. Pero es un miedo que ha transgredido el límite (¿cuáles son los límites?) para resbalar acentuadamente en la crítica periodística y en el miedo de los propios israelitas (marca en el propio espacio de gestación). Se dice que impactó seriamente en los futuros enrolamientos de jóvenes en el ejército. Por eso su implicancia en otros niveles. De ahí la recurrente problematización de plantearse dónde empieza y termina el Cine.

Pero la película se ahoga fácilmente, para concluir en un desastre poético, casi inverosímil.