domingo, 3 de junio de 2012

En este momento podría morir y sin embargo...

                                                                                                                       

Un día me acordaré de la escena, me perderé en el pasado.

En el recuerdo, Barthes, encuentra una rememoración feliz por ese “entusiasta” que en aquellas escenas vividas con el sujeto a quien quiere ya le adjudica carácter de pretérito.

Joel recuerda porque sus cicatrices ya pasan de cuerpo a tatuaje, porque el tacto es inolvidable y con tiempo en presente (cómo carajo hiciste para aparecer en mi vida y molerme en el soy).

Clementine (Ay Mandarina!)  no dejará de vivir por dos razones obvias: porque aun VIVE y porque lo QUIERE. 
El cuerpo aun no es lo que piensan (lo demás es ...)

Como la muerte no existe, más que viviéndola, que alguien diga tu voz en el viento es, ahora y siempre, silencio. 
¡Qué se pronuncien todos tus nombres en el correr de mis venas, de mis vidas! Ahí está tu esencia.
                                                                             
Jamás el punto, las tijeras, la muerte, podrá cortar estos dientes.

Porque en el momento que cierren temprano las pestañas, que rasguñen los ventanales, que la arena se vuelva puño, que tu vestido sea parte de una vaguedad…

Tu mano será importante

demasiado…

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