sábado, 10 de julio de 2010

Lo raro visto por lo raro


Foucault ha pensado hace un tiempo que todo aquello que era denominado como “anormal” (llámese si quieren loco, preso, homosexual, etc.) era constituido por un discurso de aquello/s que se creían “normales”. Por ejemplo, las definiciones de la locura han mutado desde siempre a lo largo de la historia, de acuerdo a cómo cada época pensaba, miraba, definía, lo que para ella era la demencia. En razón de esto, todo aquello que no ingrese en la normatividad de una sociedad normal determinada, es considerado anormal, raro, extraño, queer.

Lo interesante del film “Canino” es ponernos a pensar por qué ese estilo de vida nos parece raro. ¿Por qué creemos que el comportamiento de esa familia es poco normal? ¿Será porque nuestro modo de vida es distinto y pensamos de acuerdo a la legalidad de lo que en una sociedad está bien hacer? En este sentido la familia que nos muestra la película no ingresaría en ese cuerpo legal. Pero hay una pregunta un poco más interesante para hacernos con respecto a lo dicho:
¿Y si en verdad nosotros somos los “distintos” y no ellos?

Como bien sabemos, la familia “tipo” norteamericana de los años 50 fueron parangón de ideal de familia durante esos años (y que por cierto hoy siguen estando en vigencia) dibujando qué era lo “correcto” para un modelo familiar, como se debía vivir y reproducir, basado en una jerarquía perfectamente delineable, un esquema económico reconocido, apegado en la fuerza de trabajo como modelo de vida, con un apego dependiente en la tecnología, etc.

Como podemos ver, hemos instalado en nuestro orden cotidiano de vida un modelo creado, adecuado y sumamente acrítico, a los intereses del capitalismo. Este modelo económico, fundamentado en un pequeño conjunto de empresas que dominan el mundo, es el que determinó lo que es bueno, lo que es malo, lo que es feo en una sociedad. Siempre persiguiendo una reproducción de dicho modelo.

Canino muestra la quebrazón de un orden conocido. Esta familia no responde psicológica como lingüísticamente a un sistema de ideas, de creencias, de cosas, de palabras, de legalidades habituales.
Es obvio que la película desestructure al espectador. Un espectador reconocido en un esquema cotidiano de vida, que cree que lo normal de una sociedad es natural, ahístorico, no impuesto, que cree que sus pensamientos son originados por él mismo, sin pensar (ironía retrógrada del pensamiento) que una escuela con un sistema de valores predeterminados por la hegemonía, lo instituye educándolo.

Aplaudo la brillante idea de Giorgos Lanthimos y permítanme seguir insistiendo con la pregunta:
¿Y si en verdad nosotros, el resto, el afuera de ese círculo familiar, es verdaderamente lo raro?

2 comentarios:

mge dijo...

Qué comentario más intresante. Respecto a la peli, si sigo leyendo cosas así me la voy a terminar bajando. No me gusta mucho ver películas en la computadora, pero mis ganas suben y dudo que llegue al cine pronto.

Buen blog!

el bueno, el malo y el feo dijo...

mge, primero en principal muchas gracias por el comentario, motiva a seguir escribiendo.
Segundo, es verdad, creo que va a ser difícil encontrarla en cines, pero quizá en salas medias under podes encontrarla. Igualmente te la recomiendo.

Un saludo.