soñé un día
tu medida
tu borde sombreé lo hice
de mí la joya más personal y te dejé ir
eras una hoja
un almanaque de
cumpleaños un perro que charla sigilosamente con su conciencia
elemento del ser humano
hasta el más perdido
pero un buen día llegabas
de tanto futuro que supe
borrabas los hijos las
planteras en las ventanas lectura de Joyce los domingos a la mañana los días
que no podía abrir los ojos
borrabas
la caricia que te di el
día que compraste los vestidos de las nenas
la risa que soltabas para
callar al hombre de la otra mesa que borracho interrumpía mis discusiones
literarias
la vez que discutimos por
esas copas de más que prometí no beber
las facturas de todas las
mañanas tempranito en invierno
las charlas en las noches
de nuestra ancianidad
y tu tesis doctoral
borrabas
y reías de susto
porque eras cruelmente
feliz sin una noticia mía
entonces me supe un
espacio mecanografiado un arco de flechas tibio de soledad
tuve tanto miedo de no
mirarte que recorría mis sanguinarias diatribas con infinita lágrima
lloré eso que no me
atrevo a decir por temor interno
y tuve hambre de tus
costados
tuve sensaciones de
arrodillarme en tu lengua perder la cabeza para siempre
rodar en vos sí
eternamente
te llamé al instante
sucedida mis nauseas
tu voz se permitía
incrédula
noté la derrota
cuando desperté todos los
días estabas besando mis libros
mis películas
ella aun está
sí lo sos
ANÓNIMO
Ciertos momentos son
extraños para escribir. Depende de la soledad o de los miedos de las personas, del horario, del día, de la situación.
Momentos como estos
necesitan de una risa. Por eso esta película. Porque en ella radica la oportunidad
del humor en un tiempo y momento imposible.
“Ser o no ser” se vuelve
una paradoja. Cuando el personaje lo menciona, y el otro se levanta, es un
momento muy íntimo, pero perdido. Una lástima…