Cuando alquilamos esta película tu muerte estaba en mis uñas. Frescas olían tus sangres.
El desierto de tus hijos.
Borracho lo digo: dormís porque en el fondo tenías razón: el cine murió.
Sin embargo, aun sigo brindando que Pulman la conquiste, como un cosquilleo conocido, que no deja de sentirse.
Sin embargo, aun sigo brindando que Pulman la conquiste, como un cosquilleo conocido, que no deja de sentirse.
Era la última. Una estupidez si lo pienso ahora. La más grande pero la más adecuada...
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