Un joven que descubre ser semidios opta al instante tomar
la espada para luchar contra los dioses. En pocos minutos la historia pierde
todo su pobre argumento, decide pelear, es casi una destreza blandiendo la
espada y obtiene la atención de todos los restantes. De ser la nada a obtener
la pésima genuflexión verbal de su poco ejercito.
Aceleración; se produce
una sucesión espectacularmente rápida de los hechos. Cine acelerado. Gusto de
los espectadores contemporáneos, por eso se aburren (dicen) de los planísimos o
de los diálogos meticulosos, porque el acostumbramiento es casi una Norma (si
ya no la es).
Un plástico Perseo de reducido Corpo heroico, vestidura de
tabloide, maquillaje, efectos totémicos, mala actuación y algo de desabrido humor puebla la cansadora
trama.
“Calma tu tormenta” cuando en realidad una nube pasajera se
pierde sin pena ni gloria.
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