En esta película se muestra a diversos directores con la mismísima cámara de los Lumiere y se los reta a un desafío, dirigir con ella y en la mismas condiciones que en 1885. Esto implica que no se podía superar los 52 segundos, no se permitía la sincronización del sonido, y el cortometraje no podría constar de más de tres tomas. La iniciativa vino por el conmemoramiento de los 100 primeros años de cine.
En los sucesivos cortos en los que participan grandes directores es de destacar los trabajos (los únicos a mi criterio que hicieron algo realmente creativo, artístico e interesante) fueron los de Haneke (principalmente), Lynch y Greenagay.
¿El cine es mortal? Es la pregunta que a todos se les hace. Respuestas por aquí, respuestas por allá, en las que resuenan las afirmaciones del séptimo arte como inmortal, hasta el final de la existencia, y respuesta de la negación por el mismo hecho de que el hombre es mortal.
Otra de las preguntas que se le hace a cada director es más personal y en último caso, introspectiva, ¿Por qué filma? Pregunta errónea a mi modo de parecer, porque atenta contra el espíritu creativo del artista. Nos dice Gustavo Adolfo Becquer que mientras haya un misterio en el mundo habrá poesía.
Quizá eso mismo entendió Haneke: “No le preguntes a un ciempiés porque anda o tropezará”.
2 comentarios:
Desconocía por completo esta propuesta, me encanta. Muy buen blog tiene Ud. así que le seguiré a partir de ahora.
Bueno, muchas gracias, pronto me estaré dando una vueltita por el tuyo.
Un saludo.
Publicar un comentario