martes, 22 de marzo de 2011

Hacia el momento del escape


Necesito a Barthes en esta ocasión, de una angustia (Bloom), de un Padre (animal totémico que guía), un fin (Kojève), en definitiva: una firma (Derrida)

Momento de dispersar el reloj, ser imprudente (por este nudo se demora una lectura, una mirada). Momento en el que el espectador solicita un tiempo, perdón, al tiempo.

Brillante la capacidad que esta película deslumbra (como si una claridad se posicionaría no en el sentido, sino en el placer de la contemplación)

Al tiempo debemos pedirle que deje intentar un alcance, una meta, una significación completa que no puede llegar a ser meta porque “todo” no existe, no es evidente.

Sin duda alguna este film tendría que haber ganado ese premio (¿?) que algunos llaman fundamental (en realidad se trata de una estrategia comercial que está dirigida al lucro y a los pálidos espectadores del texto betselleriano, aquel que hiere en el hígado y no en la lectura).

Drama, suspenso (inclusive sabiendo de antemano que era un hecho su salvación), humor, parodia, elegancia sintáctica, ironía, buen gusto y cocción.

Un final aparte en la historia del cine (en el de animación, principalmente)

Pixar demuestra el camino, al menos el faro…

2 comentarios:

Bubulina dijo...

JAJAJAJA

el bueno, el malo y el feo dijo...

Bueno, espero que te sirva, suerte!

Un saludo...