lunes, 22 de febrero de 2010

La política histriónica de lo grave


Hay un error mucho más grave para Juno que estar embarazada a su edad y es el de cometer una doble abyección. La película en vez de hacer hincapié en estos desvíos, pareciera no preocuparse mucho por dejar una buena enseñanza y exponer con un humor bastante amargo una mala decisión.
Dar en adopción a su hijo o cosa (es un objeto a lo largo del film) porque es aún muy chica para criarlo, mostrándose irónica con lo que le toca, a veces con un sarcasmo juvenil, sólo es bien visto para un Poncio Pilatos. Es el temor a asumir.

Pero lo peor, alguien que en una película no se ocupa con delicadeza de tan tamaña temática y encima asume una política histriónica de un hecho atroz, dirá Jacques Rivette “merece el más profundo de los desprecios”.
Si esta es la moraleja que quiere despertar la película en las mentes de las jóvenes del siglo XXI es una imprudencia difundirla porque un pensamiento de vida que pretende el ocio, la juventud eterna y el descompromiso sólo puede venir desde la lógica del Poder.



Hay algo que no debemos olvidar que no deja de ser más grave y es lo intolerable que se personifica el entorno familiar que rodea a Juno - padres, especie de novio, amigos, etc.- que viven la situación (poco graciosa por cierto) con una despreocupación atemorizante. Me preocupan estos personajes que giran alrededor de la adolescente por su pasividad, su falta de involucramiento, por su poca seriedad y compromiso.

Para darle una clausura al idiotismo, Jason Reitman nos encuadra hacia al final una escena de felicidad, de continuación posible para toda mujer, echando a la basura cualquier problema, hasta el más serio que imaginemos, forjando visible que en el modelo capitalista siempre es posible u na escapatoria a pesar de las secuelas que aparezcan.

lunes, 15 de febrero de 2010

Blanco



Blanco seminal. Blanco orgásmico. Blanca espalda de Julie Delpy en una blancura de plano dócil, entre sábana roja y hombre muerto. Hombre cuya mirada está muerta, que respira, ríe… hombre que ha fallecido en la pulsión fálica y que hubo de resucitar su autoestima pálida en el fetichismo del dinero.

Hombre-cosa que retorna no tanto por su ex mujer sino para enmendar este error sexual, junto a un teatro de la venganza en el que se aplaude su victoria, su máscara. Se aplaude con las manos de ese resto de personajes que sólo funcionan como piezas o como víctimas. Hombre junto a varias estatuas de las que desconocemos el significante que las originó. Junto a un blanco eyaculado que recorre a su antojo por la trama del film. Hombre blanco sin perder ningún momento de su vida y del cual no hay mucho por glorificar.